jueves, 5 de septiembre de 2013

VIVIDORES DE LUJO

Políticos investidos de directivos de élite

YA SON MUCHOS, demasiados, los personajes políticos de renombre que han evolucionado hacia directivos de lujo tanto en empresas estrechamente vinculadas a la Administración pública, como las eléctricas en las que ejercen de no se sabe qué Aznar y González, como en multinacionales gestadas en su día por el Estado, el caso de Rato en Telefónica, o en mercantiles participadas por sociedades públicas, como es la situación del saliente diputado Juan Carlos Aparicio al ser designado consejero de Indra por la Sepi. Es cierto que algunos políticos aportan el bagaje profesional de la gestión pública ejercida, una amplia agenda de contactos y sirven de enlace entre los intereses públicos y privados, pero no lo es menos que, en otros casos, su presencia es testimonial en lo que a tareas se refiere, que no a emolumentos, o que en su papel híbrido pesa más la doctrina partidista que los objetivos empresariales o el interés general. No se trata de prejuzgar en concreto el trabajo que puede realizar el ex ministro, exalcalde y próximamente exdiputado en la multinacional Indra, sino de evaluar si estas compensaciones son aceptables. La experiencia en las Cajas ya nos ha advertido del riesgo que entraña semejante conversión, cuyas secuelas aún pagamos —incluso con la millonaria compra del 20% de Indra, que pertenecía a la intervenida Bankia—. Al margen de este oscuro antecedente, permanece sin resolver el debate sobre la profesionalización de la política y su lucro cesante, lo que implica la búsqueda de estas salidas millonarias y la huida, como si de un anatema se tratara, de la vuelta atrás, del digno regreso al trabajo que los electos ocupaban antes de acariciar el terciopelo del poder.
Fuente: Correo de Burgos