lunes, 21 de abril de 2014

EL HARTAZGO DE LOS CIUDADANOS.

Cofradía de la indignación

LAS CALLES se llevan de vecinos. Hay murmullo y expectación. Es Sábado Santo, pero no se atisba ninguna imagen en la lejanía. Ninguna banda de cornetas y tambores marca el paso de los trajes. El credo deja paso a la protesta. Se despliegan las pancartas. Se alzan carteles y comienza la manifestación. Algún despistado, aún pregunta: «¿qué procesión es ésta?». «La de la indignación», le responden. No es un nuevo paso, es un estado de ánimo, el del hartazgo de los cientos, miles de personas afectadas en el ámbito rural por los recortes que prevé la Junta de Castilla y León en su Plan de Reestructuración de Atención Primaria. Contribuyentes que no entienden la falta de sensibilidad de una clase política que parece cerrar los ojos frente a una sociedad, que como advierten desde hace tiempo los estudios sociológicos, está en un constante proceso de envejecimiento, una edad de la vida en la que se necesitan más cuidados.

Las calles de Briviesca, Villarcayo, Belorado, Villadiego, Lerma, Villarcayo o Salas de los Infantes procesionaron su indignación. Más de mil ciudadanos en el caso de la localidad salense dejaron de lado sus oraciones para alzar sus voces mostrar sus ideas, no en un manto, y si en una sábana con un claro mensaje: ‘No a los recortes en la Sanidad rural’. Junto a esa idea otras en carteles que trasladaban más rechazos en la misma línea. ‘Recortando, recortando, nos están aniquilando, ‘Sin sanidad los pueblos desaparecen’ o ‘no se ven donde están los millones del hospital’. Lemas como rechazo a los planes regionales. La Coordinadora por la Sanidad Pública Rural aunó a todas las asociaciones para salir a la calle y dar unidad a un problema que no afecta a una sola zona, sino a todas en las que no existe, por ejemplo, un hospital comarcal, y se atiende a través de un pequeño centro de salud que da cabida a decenas de municipios, aunque con las nuevas políticas quedarán desiertos.

La sanidad por un lado, pero la cofradía de la indignación pasó también por Sotopalacios donde, otro millar de ciudadanos clamaron contra el ‘fracking’, para que esta técnica de extracción de gas natural del subsuelo no se instaure, y las administraciones ofrezcan más información. La provincia alza su voz, en esta ocasión no a los altares, si no a los sillones de diputados y procuradores que a veces parecen en estado divino.
Diego A. Martín
Fuente: Correo de Burgos