domingo, 31 de agosto de 2014

LA REFORMA ELECTORAL DEL PP, QUE QUIERE HACER POR COJONES

Lecciones de matemáticas

QUIZÁ PECO de simplona. Puede que mi intelecto, más aún ahora cuando el riego sanguíneo se concentra de nuevo en una prominente panza en plena cocción, no tenga capacidad suficiente para desentrañar las razones poderosas del Gobierno. O tal vez nos la quieran colar, sin más, y cualquier argumento vale para justificar otro cambio por decreto, o por cojones, que viene a ser lo mismo pero se entiende mejor. Hablo de la más que posible reforma electoral para ubicar en las alcaldías de los miles de municipios españoles a los partidos más votados. 
Y es ahí, en esas dos últimas palabras donde se encierra el engaño, el ardid de los que mandan y quieren seguir haciéndolo sí o sí. 
Porque seamos claros, a día de hoy, esas candidaturas que carecen de la mayoría absoluta que blinda su acceso al mando de los consistorios pero sí ganan en volumen al resto suelen tener más gente en contra que a favor. Me explico con un ejemplo y ya me dirán si mis sencillos cálculos están equivocados: En una ciudad de 50.000 habitantes, 15.000 eligen a unos, 12.000 a otros, 7.000 a la tercera vía y los cuartos más votados suman 4.000 apoyos. ¿De verdad lo democrático es que mande el representante de los primeros cuando son más los que no le quieren? Venga ya.
Así, de los creadores del concepto de mayoría absoluta, en el que para que las cosas sean ‘como deben’ se omite totalmente a la masa harta y lejana que lamenta que solo se acuerden de ella cuando toca depositar la papeleta y prefiere no hacerlo, porque puede y es su decisión, nacerá ahora el gano y punto porque tengo más y lo digo yo. 
Lo harán además acompañando la cacicada -no encuentro mejor palabra para definir la maniobra- de lecciones de democracia, asignatura que palidece en sus manos a golpe de decreto e incumplimiento de programa electoral. Y avanzarán así en la mordaza a unos ciudadanos reducidos todavía más a la mínima expresión. 
Propongo que estos meses -plagados ya verán de buenas intenciones e inauguraciones varias- los empecinados en dar clases de buen gobierno se dediquen a empollar matemáticas. Lo mismo es que también en esto tienen arte y las próximas cuentas no les salen.
Fuente: Correo de Burgos