lunes, 22 de septiembre de 2014

YA DIJIMOS QUE NO ERA UNA BUENA UBICACIÓN Y SE CARGARON MEDIO PARQUE.

El disuasorio sigue sin ocuparse ni al 10% pese al control policial en Gamonal

H.J. / Burgos - lunes, 22 de septiembre de 2014
El estrechamiento de la línea roja en la calle Vitoria o la prohibición de aparcar en un lado de Juan XXIII no incrementan el uso del gran aparcamiento libre con más de 600 plazas mientras Lavaderos sigue con coches incluso en las curvas
Ni el estrechamiento de la línea roja en la calle Vitoria, ni el cada vez mayor control que ejerce la Policía Local sobre las zonas de movilidad más conflictiva de Gamonal, ni la creación de nuevas zonas de carga y descarga, ni tampoco la aplicación de las ‘denuncias cero’ en un lado de la calle Juan XXIII, a la espera de que llegue el momento de las verdaderas multas. Nada hace despegar el uso del llamado «aparcamiento disuasorio» de Las Torres, que sigue presentando cifras ridículas en relación a su enorme tamaño.
Esta gran campa asfaltada, que el Ayuntamiento habilitó esta primavera y que debía ser un complemento al bulevar de la calle Vitoria, tiene cabida para 600 vehículos según los datos municipales. Está a escasos minutos a pie de zonas urbanas tan congestionadas como Lavaderos, la propia calle Vitoria, Fátima o Juan XXIII, y sin embargo entre sus plazas aparca una media de 40 vehículos a lo largo del día, con ligeras variaciones dependiendo de la franja horaria, que por la noche a duras penas supera el medio centenar. Siendo generosos no llega ni al 10% de ocupación. Y de hecho una parte de él tiene las farolas apagadas durante el horario nocturno porque no hay ningún vehículo al que iluminar. 
El disuasorio está resultando por ahora inútil, y eso que en teoría llegaba a aliviar la falta de aparcamiento libre en el barrio de Gamonal con una gran infraestructura en su periferia. De hecho, el Consistorio lo planteó como principal argumento ante quienes le acusaban de privatizar plazas al aire libre construyendo el párking subterráneo de la calle Vitoria, que habría ocultado los coches bajo tierra pero habría obligado a los interesados a pagar por ellas.
Ahora no hay bulevar, porque la oposición vecinal obligó a la administración a renunciar a esa obra, pero sí que hay disuasorio. Y la realidad es que apenas disuade a nadie. O bien la cultura de aparcar el coche debajo de casa está muy arraigada o bien la falta de aparcamiento no es un problema tan grave en esta zona de Gamonal, pues lo cierto es que al mismo tiempo la doble fila ha disminuido. Y paradójicamente, a muy escasa distancia del disuasorio, la plaza de Lavaderos sigue literalmente invadida por los coches, con estacionamientos incluso en las curvas.
Como se recordará, cuando la calle Vitoria fue reasfaltada y abierta de nuevo al tráfico tras los sucesos de enero, el Ayuntamiento decidió retranquear la línea roja que marca la zona de estacionamiento para eliminar así la doble fila ‘institucionalizada’ en ambas márgenes de la calle. Unos meses después, en junio, completó el estrechamiento de esa línea roja sumando otro tramo más.
Ahora, a mediados de agosto, la Policía Local emprendió la fórmula de la ‘denuncia cero’ en la acera sur de la calle Juan XXIII. Allí ha colocado carteles en algunos de los establecimientos informando de que próximamente en esa vía no se permitiría el estacionamiento en ese lado, argumentando que por su estrechez algunos vehículos de emergencias (como bomberos o ambulancias) tienen dificultad para circular por ella.
A los carteles informativos se sumaron los papeles que los propios agentes han dejado en el parabrisas de los vehículos que han seguido estacionando. El resultado ha sido que, aún sin estar oficialmente en vigor el ‘prohibido aparcar’, durante la mayor parte del día (especialmente por las mañanas) la calle apareció mucho más despejada. Desde este viernes la prohibición se ha consumado con el pintado y la señalización que a partir de ahora confirman la nueva situación.
 
Debate vecinal. En uno de las pequeñas tiendas que jalonan el barrio se escuchaba esta misma semana, entre la cola de clientes, una conversación que podría extrapolarse a cualquier punto del barrio más directamente afectado. La tendera se quejaba de la prohibición de aparcar mientras una vecina respondía que el «párking nuevo de Las Torres» estaba a un paso. «No para los que venimos a trabajar a las 8 de la mañana, y menos en invierno que con el frío a ver quién se da un paseo desde el aparcamiento», replicaba otro comprador.
Ni el reinicio del curso escolar, pese a la proximidad del instituto Pintor Luis Sáez y el colegio Juan de Vallejo, logran hacer revivir el disuasorio. Ni las horas de salida o entrada al conservatorio o a las academias cercanas. Los padres que van a recoger a sus niños y niñas optan por la comodidad de esperarles a la puerta de sus respectivos centros, aun a riesgo de taponar media calle y de un peligroso movimiento de peatones entre coches en doble fila en las horas punta.
De momento el gran aparcamiento público y su flamante iluminación nocturna (aunque sea con funcionamiento parcial), se está confirmando como un fracaso si su objetivo era paliar el problema de espacio en Gamonal.
Fuente: Diario de Burgos