domingo, 7 de junio de 2015

OTRO AYUNTAMIENTO, NUEVOS DEBERES

Deberes para empezar

H. Jiménez / Burgos - domingo, 7 de junio de 2015
El nuevo Ayuntamiento que tomará posesión el día 13 tiene ante sí importantes retos, todavía más difíciles de manejar con un gobierno en minoría. La amenaza de la deuda de los consorcios puede condicionar todos ellos si no se resuelve
Los estudiantes empiezan el año en blanco, con todo por aprender y sin ninguna tarea pendiente. Al menos les dejan descansar unas cuantas semanas hasta que se empiezan a acumular deberes y apuntes. Los nuevos responsables políticos municipales no tendrán esa suerte porque iniciarán la nueva legislatura con un generoso listado de retos sobre su cabeza y estos serán todavía más difíciles de manejar teniendo en cuenta que ya no hay mayorías absolutas.
La Junta de Gobierno tendrá muchos poderes directos para la gestión del día a día pero los que sigan en manos del Pleno deberán contar con el voto favorable de al menos dos grupos políticos. Y ahí se dirimirán cuestiones tan importantes como los presupuestos, las ordenanzas (también las que fijan impuestos, tasas y precios públicos) o el planeamiento urbanístico.
Por el organismo plenario pasará a buen seguro, y probablemente no en pocas ocasiones, la marcha de la deuda de los consorcios, tanto del desvío del ferrocarril como de la cuarta fase del polígono de Villalonquéjar. Es uno de los asuntos que más preocupan a los gestores públicos y penden como una auténtica espada de Damocles sobre el Consistorio, que si tuviera que asumir todas las cantidades se toparía con un problema de enormes proporciones. Solo la deuda de Villalonquéjar IV ronda los 100 millones de euros y recientemente se renegoció hasta junio de 2016, pero para entonces habrá que haber encontrado una solución.
La esperanza es que la situación económica general mejore y que en ambos casos existan expectativas de que el valor de los terrenos (el único activo con el que cuentan los consorcios para afrontar sus obligaciones) puedan ir al alza y esto a su vez convenza a las entidades financieras implicadas. A la amenaza de esta deuda se suma el sobrecoste del desvío, un asunto todavía sin dirimir con el Ministerio de Fomento, del que en varias ocasiones se han anunciado acuerdos que no cuajaron y que tiene en el aire varias decenas de millones de euros que nunca han llegado a concretarse con exactitud por el complicado reparto de responsabilidades entre Estado y administración local.
Si la ciudad se salva de la quema de las deudas tendrá ante sí otros muchos asuntos pendientes. Por ejemplo, la remodelación de la red de autobuses, uno de los grandes fiascos del mandato que ahora acaba y que debería modernizar de una vez por todas una red de transporte público que lleva años perdiendo viajeros y que sigue sin entrar al Hospital Universitario pese a las múltiples declaraciones de buenas intenciones.
El nuevo equipo de Gobierno tendrá que gestionar la puesta en marcha de la ampliación de la depuradora, que está a punto de empezar a funcionar, y completarlo con los depósitos de Cortes, una obra a la que no le dará tiempo a terminar antes del 31 de diciembre y que por tanto tendrá que lidiar con la pérdida de fondos europeos. Algo parecido le ocurre a la remodelación de la vieja estación de trenes, a la que además luego habrá que dotar de un contenido real (está previsto que funcione como centro de ocio infantil y juvenil) que justifique la inversión pública.
Los corporativos que tomen posesión el 13 de mayo tendrán ante sí la obligación de rentabilizar también la inversión en el Coliseum. La plaza de toros cubierta, vaya. El proyecto en su tramo y definición final solo tenía el apoyo del PP y ahora habrá que completar su equipamiento y comprobar si efectivamente la ciudad lo necesitaba y es capaz de sacarle provecho, quizás también como pabellón para el Autocid con quien habrá que concretar nuevos acuerdos y apoyos económicos si es que consigue entrar en la ACB.
En un momento económico como el actual, con el paro como principal problema ciudadano, la búsqueda de empresas para ocupar los inmensos espacios libres de Villalonquéjar IVtampoco será fácil. Y si la Junta algún día termina la urbanización del Parque Tecnológico el Ayuntamiento debería tener algo que decir en su política de captación de inversiones.
Otro encargo del nuevo Ayuntamiento será buscar una solución que sea definitiva (o al menos lo parezca) para el pavimento de la Plaza Mayor y también para el solar del antiguo Hospital General Yagüe. El PGOU contempla en este solar la construcción de viviendas y una dotación de cuyo carácter dependerá en buena medida la recuperación del entorno, muy tocado comercialmente desde el traslado al HUBU.
En los próximos cuatro años habrá que decidir si el bulevar de los suizos se sigue prolongando y ejecutando según su diseño o si se abandona finalmente para optar por una fórmula low cost, y también elegir una solución para Las Rebolledas, aunque no contente a todos los vecinos. De aquí a 2019 el mercado inmobiliario determinará también si se construyen las torres de diseño que Herzog y De Meuron contemplaron para el entorno de la antigua estación y el reguero de pequeños rascacielos en las cercanías de la terminal Rosa de Lima.
El Consistorio deberá analizar cómo aplica la nueva organización en distritos, cuántos se crean finalmente, las atribuciones de sus órganos de participación y si empieza a aplicar nuevas fórmulas de Gobierno abierto.
Demostrará también si se atreve a construir algún aparcamiento subterráneo en Gamonal (o en otros barrios) y si decide a abrir nuevas guarderías (por ejemplo, la de Río Vena que quedó vacía tras su sustitución por la de Pequeño Cid). O cómo afronta la gestión de la promoción turística, la apuesta por la gastronomía, la propia concepción de la cultura o las fiestas. Y también la redistribución de espacios en los locales municipales que han quedado vacíos, que en algunos casos son edificios enteros y a los que pretende buscar uso o enajenar para obtener ingresos.
En cuanto a las grandes infraestructuras supramunicipales, la administración local tendrá que estar atenta a los progresos del Ministerio de Fomento con el tren de alta velocidad, que llegará procedente de Valladolid (probablemente ya en 2016) pero que no tiene definida su continuación hasta Vitoria.
También debería ser reivindicativo con el cierre de la circunvalación a la que solo le falta el tramo noroeste de su anillo (conectar Villatoro con Quintanadueñas y ésta a su vez con Villalbilla), con la construcción de la autovía A-12 (Burgos-Logroño)que acumula años y años de retraso y con la continuación de la autovía hacia Aguilar de Campoo, que parece haber quedado totalmente aparcada tras la inauguración del primer tramo hasta Quintanaortuño.
Y respecto al aeropuerto, si el Consorcio de Promoción de Villafría sobrevive a esta nueva etapa tendrá que ser capaz de echarle imaginación. A la vista de que los vuelos regulares tienen un complicado futuro probablemente seguirá optando por campañas de chárter, y siempre quedará la asignatura pendiente de su aprovechamiento para mercancías. Quizás la ampliación del Puerto Seco previsto en sus terrenos sirva para lograr este empujón, pero al fin y al cabo dependerá de la iniciativa privada.
El listado no es pequeño, por supuesto que no está cerrado y a buen seguro surgirán otras dificultades. Mucha tarea y cuatro años por delante. El éxito o fracaso de los que gobiernen será también el de los ciudadanos.
Fuente: Diario de Burgos