lunes, 20 de julio de 2015

BURGOS PUEDE SER INGOBERNABLE

Burgos prefiere la confrontación al diálogo
La obligación para abrir una etapa de consenso entre todos los grupos no puede con la tendencia a las rencillas y a la controversia tanto entre el PP como la oposición como en el resto de grupos entre sí / La investidura fue un ejemplo
 
 
Desde la misma noche electoral, cuando se constató que el Partido Popular había sido incapaz de revalidar su mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Burgos, se ha venido hablando de la obligación de abrir un tiempo nuevo en la Corporación en el que el diálogo y la necesidad de llegar a acuerdos serían las herramientas básicas de la gobernabilidad de la institución.
Sin embargo, como no podía ser de otra forma, vista la trayectoria de convivencia entre partidos en el consistorio burgalés, pronto se ha evidenciado la dificultad de pasar de las musas al teatro y todos los grupos políticos han dado muestras de lo que les cuesta propiciar cualquier consenso. Desde las fracasadas conversaciones entre Ciudadanos y Partido Popular para que la formación naranja apoyase la investidura de Lacalle al desencuentro, críticas aceradas y primeras fisuras en la propia oposición propiciadas por la posición de C’s en el Pleno de Investidura, a las poco productivas reuniones -por ahora- entre populares y socialistas, obligados a entenderse en este mandato por el bien de Burgos
. También cunde la desconfianza entre el resto de partidos entre sí.
Del mismo modo en otras capitales se ha visto cómo los alcaldes y los partidos mayoritarios encontraban fórmulas de participación de la oposición en los órganos de gobierno municipales, experimentos de participación política que en Burgos son desconocidos. Así las cosas, tanto el alcalde como los líderes de los partidos de la oposición bien pueden coincidir en sentir «envidia sana» de lo que sucede en otros ayuntamientos. Apenas ha pasado un mes desde que Lacalle recogiese el bastón de mando y el principal partido de la oposición ya ha empezado a agitar el fantasma de la moción de censura. Imagina Burgos cuenta como principal objetivo político aplicar su programa electoral y para eso Lacalle -y cualquier otro en la práctica- les estorba. Y Ciudadanos aún sigue orientándose. Todo ello produce una estampa singular en la Corporación burgalesa que poco tiene que ver con cómo se han organizado el resto de ayuntamientos de las capitales de la Comunidad. Burgos, una vez más, es diferente, pero ¿para mal? Veamos el caso de los acuerdos de investidura. Tanto en León como en Salamanca, sus actuales alcaldes del PP, Antonio Silván y Alfonso Fernández Mañueco fueron alcaldes gracias a un acuerdo con Ciudadanos, cosa que en Burgos no sucedió.
León
Antonio Silván
En León los ediles de Ciudadanos votaron a favor de que Silván fuese alcalde después de firmar un ‘pacto político’ con las medidas imprescindibles que la formación de Albert Rivera creyó necesarias
para León. Ese mismo acuerdo garantiza que el PP pueda gobernar con un cierto apoyo de Ciudadanos, formación a la que, además, Silván ha realizado una permanente invitación a «participar en las tareas de gobierno municipal» y que, de hecho, ha asumido la presidencia de la mesa de contratación y la del Instituto Leonés de Desarrollo Económico, Formación y Empleo.
Otro de los puntos de enfrentamiento en la corporación burgalesa, la designación de los ediles liberados con dedicación exclusiva, se resolvió con cierta facilidad en León donde todos los grupos llegaron a «puntos de encuentro» en un «tiempo récord», según Antonio Silván. El ayuntamiento leonés, gracias a este consenso de todos los grupos, tendrá 11,5 dedicaciones exclusivas, casi el doble que en Burgos, con 3.143 euros al mes para cada uno de los concejales liberados. Cabe recordar que el Ayuntamiento de León pasó por un fuerte ajuste económico al verse en una insostenible situación de endeudamiento. En Burgos cobran más los dos liberados del PP que los de la oposición.
Aprobar sus proyectos de legislatura será más fácil para Silván después de que se haya consumado el traspaso de poderes del Pleno a la Junta de Gobierno con el beneplácito de la oposición. De este modo, el alcalde leonés podrá aprobar ciertas medidas políticas sólo con el visto bueno de su grupo. Lacalle, por el contrario, tiene que obtener el respaldo de un pleno burgalés en el que está en minoría, para casi todos los pasos que quiera dar.
Salamanca
Alfonso Fdez. Mañueco
El caso de Salamanca es aún más distinto a lo que sucede en Burgos. El popular Alfonso Mañueco fue elegido alcalde después de un acuerdo con Ciudadanos, para cuya vigilancia se ha creado una comisión de seguimiento de las 40 medidas pactadas para incrementar la transparencia y participación en el consistorio charro. Además, la normalidad en las relaciones de los grupos municipales ha facilitado que todos ellos estén representados en la Junta de Gobierno. A mayores, Ciudadanos aceptó presidir dos comisiones informativas con el argumento de que así podría «hacer oposición real». En este caso también la mesa de contratación está presidida por un edil de C’s igual que en León, además de la comisión de Bienestar Social.

Palencia
Alfonso Polanco
En Palencia, la lista de Ciudadanos votó a favor de que el candidato del PP se convirtiese en alcalde y gracias a ese respaldo Alfonso Polanco gobierna en minoría. El nuevo alcalde ha decidido que todos los grupos estén representados en la junta de gobierno local y, con el respaldo de la oposición, que se mantenga el número de ediles liberados y cargos de confianza del mandato anterior.
Ávila
José Luis Rivas
En Ávila, el popular José Luis Rivas fue elegido alcalde, aunque su partido pierde una mayoría absoluta de 24 años. La abstención de Ciudadanos, que se descolgó del frente con PSOE, Trato Ciudadano e Izquierda Unida que le hubiera dado la Alcaldía, facilitó su investidura. Rivas ha reducido de cinco a tres las dedicaciones exclusivas y ha dado entrada en la Junta de Gobierno a los portavoces del resto de grupos representados en el Ayuntamiento.
León, Salamanca y Palencia, junto con Burgos, son las únicas capitales de provincia regidas por el Partido Popular en la región. Pero las diferencias con los planteamientos que se viven en Burgos también se producen en el resto de ciudades.
Soria
Carlos Martínez
En Soria el resultado de las urnas deparó la única mayoría absoluta para un alcalde de capital de provincia en la Comunidad. El socialista Carlos Martínez encabeza una Corporación en la que sus once ediles le proporcionan su segundo mandato con mayoría absoluta. El PP suma siete concejales. También Soria es diferente en su respuesta electoral al fenómeno de los partidos emergentes como Ciudadanos o las marcas blancas de Podemos. De hecho, C’s y Sorianos lograron un sólo edil cada uno, lo mismo que Izquierda Unida, que aquí sí concurrió con sus siglas. En el Ayuntamiento soriano sólo hay tres concejales que cobrar por tener dedicación exclusiva.
Zamora

Francisco Guarido
Izquierda Unida es precisamente la sorpresa en Castilla y León donde no había gobernado en capital de provincia y ahora lo hace en Zamora tras veinte años de gobierno del PP. En este caso IU contó con los votos del PSOE y el voto en blanco de C’s para el nombramiento de Francisco Guarido como alcalde. Los problemas del PSOE zamorano, la propia dinámica de IU, empujada hacia Podemos, y la oposición activa del PP también auguran un mandato movido para el primer edil de Zamora.
Segovia
Clara Luquero
En Segovia fue elegida de nuevo Clara Luquero, cabeza de lista del PSOE. Sus doce concejales le proporcionan una mayor base de gobierno aunque se encuentra en minoría y necesita alcanzar acuerdos puntuales con UPyD, Ciudadanos o Izquierda Unida. El PP es el primer partido de la oposición, con ocho ediles y ninguna posibilidad de derrocar a la alcaldesa. Ésta ha dado entrada como oyentes a los portavoces de la oposición en las reuniones de la junta de gobierno, aunque no tienen voto. En Segovia son tan parcos en las dedicaciones exclusivas como en Burgos ya que parten con tres que serán cinco finalmente este mes. Pero recientemente el equipo de Gobierno del PSOE y el partido mayoritario de la oposición, el PP, se han puesto de acuerdo para subir un 20 por ciento las retribuciones de los concejales, con el rechazo de UPyD y C’s y la abstención de IU.
Valladolid
Óscar Puente
Valladolid, al igual que ocurrió en Zamora, vive un cambio de partido en el gobierno local después de muchos mandatos dirigido por el Partido Popular. León de la Riva ya no está en el consistorio y ahora es Óscar Puente quien lleva las riendas del mayor ayuntamiento de la Comunidad con la participación de Valladolid Toma la Palabra en su equipo de Gobierno y el apoyo de Sí se Puede en la investidura.
Los dos socios de gobierno, que se han mostrado muy activos en ejecutar el cambio que prometían en la campaña, conviven en armonía menos cuando toca hablar de los sueldos de los concejales. El número y cuantía de las dedicaciones exclusivas está aún pendiente de la negociación para reformar el reglamento municipal. La marca blanca de Podemos en Valladolid quiere bajarlos y el PSOE mantener el nivel de salarios que ya tenía el PP. En lo que sí están de acuerdo es en dar un giro progresista al ayuntamiento para el que no tienen oposición ya que cuentan con los votos necesarios gracias al apoyo puntual de Sí se Puede.
Fuente: Correo de Burgos