viernes, 21 de julio de 2017

BURGOS SUSPENDE COMO CIUDAD CULTURAL Y CREATIVA

La UE pone nota: hay que mejorar como «ciudad cultural y creativa»

La Comisión Europea otorga a la ciudad una nota media global de 17,5 sobre 100 en dinamismo, economía vinculada a este ámbito cultural y entorno propicio

Destaca la valoración que la Comisión realiza de la dotación museística de Burgos, con el MEH a la cabeza. - I. L. M. 

Si bien la inclusión de Burgos en el listado de 168 ciudades elegidas por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea para un estudio que busca medir el impacto del sector cultural en la sociedad y economía local parece una buena noticia, los datos que refleja el monitor creado para facilitar la comparación entre estas urbes -seleccionadas de entre un millar de hasta treinta países distintos- rebajan el entusiasmo.

Y es que este proyecto, que nace precisamente como herramienta que facilite mejoras, permite constatar las carencias de la capital burgalesa como ciudad cultural y creativa. Un dato basta. De cero a cien, Burgos logra un 17,5 -es decir, un suspenso flagrante- como nota global a partir de los datos obtenidos en los tres índices principales analizados: dinamismo cultural, economía creativa y entorno propicio, que a su vez se distribuyen en nueve dimensiones aportando un total de 29 indicadores en los que apenas ronda la media de otras ciudades de su mismo tamaño, Producto Interior Bruto o tasa de empleo en tres casos.

En concreto, destaca la valoración otorgada al volumen de visitantes que reciben sus museos (único aspecto en que sobrepasa con holgura el promedio de su grupo), la accesibilidad del núcleo urbano por carretera y la tolerancia de la sociedad hacia los extranjeros. También sobresale la cantidad de espacios teatrales disponibles.

Con todo, la mayor puntación la obtiene en el epígrafe de calidad de gobernanza y regulaciones, que según precisaba ayer Dimitri Barua, portavoz de la Comisión Europea en España, se refiere al apoyo institucional y normativo que recibe la cultura en la ciudad en cuestión. Aspecto que, por otra parte y al igual que el de la tolerancia, comparten todos los enclaves españoles incluidos en el listado.

Cabe señalar, no obstante, que ninguna de las 168 urbes elegidas llega al sobresaliente, ni siquiera al notable. Se aproxima con un 63,2 París, ni más ni menos, seguido a cierta distancia por Zurich (52). En el extremo opuesto, al que se acerca Burgos, por cierto, está el municipio búlgaro de Plovdiv, con una puntuación global de 13.

En esa comparativa que puede hacerse a golpe de clic en la dirección composite-indicators.jrc.ec.europa.eu/cultural-creative-cities-monitor la capital burgalesa aparece en último lugar de aquellas con similar PIB. Avanza posiciones, hasta la sexta por la cola, entre las que comparten volumen de población, de 100.000 a 250.000 habitantes, y araña un par de puestos más entre aquellas con aproximada tasa de empleo.

Barua, por su parte, resta gravedad a esta foto fija estadística que consideraba «un punto de partida», «una herramienta de gran utilidad para quienes diseñan las políticas culturales», destinada a conocer en qué aspectos es preciso incidir para sacar un mayor rendimiento al patrimonio cultural, «que en el caso de Burgos es muy rico».

Si algo demuestra este primer monitor -cuyos datos se actualizarán cada dos años-, «es que las ciudades pequeñas pueden competir en este ámbito en concreto con las grandes urbes, porque el estudio arroja ejemplos claros, como Cork», indicaba el portavoz de la CE. «Hay que aprovechar esa enseñanza, más aún cuando en 2018 vamos a celebrar el Año Europeo del Patrimonio Cultural y, por lo tanto, a debatir sobre este tema», apostillaba.

De vuelta a Burgos, es preciso señalar, tal y como reconocía Barua que, a tenor de los datos recopilados -que están incompletos pues obvian la existencia de la UBU, todo hay que decirlo- el principal lastre de su puntuación se encuentra en la falta de capital humano preparado para impulsar estas áreas y la ausencia de una red de economía creativa, con mínima generación de empresas y por extensión puestos de trabajo en este sector, casi inexistente según este observatorio.

La ciudad forma parte de las 168 monitorizadas por primar sus responsables criterios como el patrimonio y los reconocimientos obtenidos, tales como el sello gastronómico europeo o la capitalidad nacional que ostentó en este ámbito en 2013.

Fuente: Correo de Burgos